¿Cuántas personas crees que consiguen sus propósitos de año nuevo? Según el Statistic Brain Research Institute, solo el 8%. Ante estos datos, es muy probable que pienses que no sirve de nada marcarse este tipo de metas al iniciar el nuevo año. Sin embargo, en un informe elaborado por Nascia se indicó que el verdadero problema tras estos objetivos reside en la forma de afrontarlos, pues 4 de cada 10 personas que los escriben acaban sufriendo problemas de ansiedad.
Entonces, ¿cuál es la clave para escribir estos objetivos y conseguirlos sin poner en riesgo la salud mental? En este artículo te contamos algunos consejos que pueden ayudarte a ti y a tus equipos. Además, para que puedas implementar el Healthy Business, te mostramos cuáles son los propósitos laborales que más se marcan los profesionales.
En las consultas de psicología, durante los meses de enero y febrero, los casos de ansiedad crecen un 20% debido a los propósitos de año nuevo.
Generalmente, esta ansiedad se origina en este orden:
1º. La persona tiene unas expectativas de cambio muy altas.
2º. Se propone realizar esos cambios en un espacio de tiempo muy corto.
3º. Cuando surgen problemas y no se consiguen, la motivación y el ánimo bajan.
4º. Debido a ello, surge el estrés, la ansiedad y, en ocasiones, una obsesión insana por conseguir los propósitos.
El 62% de la población activa española que hace sus propósitos de año nuevo incluye alguno relacionado con el mundo laboral.
Según un estudio de Infojobs, cuando se analizan estos datos teniendo en cuenta el género del profesional, se puede observar que, en general, las mujeres son más propensas a marcarse objetivos de año nuevo de cualquier tipo (un 49,5% de mujeres frente a un 35% de hombres).
Y si nos fijamos en los objetivos laborales, también encontramos algunas diferencias.
🙋 No estresarse (51%)
🙋 Mejorar su formación (48%)
🙋 Aprender inglés u otros idiomas (30%)
🙋 Cambiar de trabajo (30%)
🙋♂️ Mejorar su formación (49%)
🙋♂️ No estresarse (37%)
🙋♂️ Aprender inglés u otros idiomas (29%)
🙋♂️ Organizarse mejor en el trabajo (26%)
Pero en el género no es donde encontramos las únicas diferencias, pues la edad también cambia nuestras prioridades. Por ejemplo, el propósito “No estresarse” gana relevancia conforme va pasando el tiempo. Sin embargo, los de “Mejorar la formación” y “Cambiar de trabajo” van perdiendo importancia. Esta información nos hace pensar en el valor que tiene adaptar y personalizar los beneficios que les ofrecemos a nuestros profesionales.
Por último, según la posición dentro de la empresa, los propósitos también cambian de importancia. En ese sentido, para los equipos y líderes intermedios la formación es el propósito principal, mientras que para los líderes que ocupan puestos en la dirección general y en el consejo de dirección lo es el conseguir un aumento de sueldo. No obstante, reducir los niveles de estrés es un propósito que se repite de manera muy habitual sea cual sea el puesto del profesional.
Ser realista en tus propósitos de año nuevo es algo fundamental para evitar que tu salud mental se vea perjudicada. Por ejemplo, si nunca has hecho deporte y quieres hacer más ejercicio en el nuevo año, quizás no es buena idea proponerte “ir al gimnasio todos los días”. Empieza por algo menos extremo y que se adapte más a tu estilo de vida. Una buena alternativa sería “ir al gimnasio 3 días a la semana”. De lo contrario, según el Dr. Xavier Fàbregas, especialista en adicciones y trastornos de salud mental, puedes sufrir de desánimo, frustración y que tu confianza descienda.
Ir a por demasiados propósitos puede dispersar tu mente y hacer que no pongas el foco en aquellos más importantes. Ya sabes lo que dicen, “quien mucho abarca, poco aprieta”. Haz una lista en orden de prioridad y céntrate primero en aquellos que puedas asumir. Conforme vayas consiguiéndolos podrás empezar con el siguiente.
Según Diego Redolar, profesor de neurociencia y psicología en la UOC, cuando formulamos los propósitos de año nuevo, nuestra parte emocional del cerebro prevalece, dejando la parte racional en un segundo plano. Una de las consecuencias de ello es que formulamos los objetivos sin tener en cuenta de forma realista el tiempo que nos van a llevar, haciendo que haya pocas probabilidades de que los consigamos y, por consiguiente, que nos frustremos. Para evitarlo, establece de forma clara y realista los plazos en los que quieres conseguirlos.
Pensar de forma genérica es un error. Siguiendo con el tema del deporte, en vez de escribir “quiero ponerme en forma”, opta por “hacer una rutina de gimnasio con pesas”. La primera es muy ambigua y no te ayudará a centrarte, en cambio, la segunda sí que marca una acción concreta, siendo el objetivo el mismo. Con las ideas claras es más fácil que consigas aquello que te propones.
Los propósitos de año nuevo no son inamovibles. De hecho, una falta de actualización de tus objetivos puede generarte tanto estrés como frustración. Ya sea porque ese propósito ha dejado de ser importante para ti o porque piensas que debes reducir tus expectativas o ampliarlas, revisa de forma frecuente tus propósitos de año nuevo y piensa “¿realmente sigo queriendo esto?, ¿puedo realmente aspirar a más?, ¿es mejor que rebaje mis objetivos?”. Este tipo de preguntas te ayudarán a que tus propósitos siempre sean importantes para ti.
La consecución de objetivos no es un camino lineal. Los altibajos, las caídas y los fallos forman parte del proceso de alcanzar los propósitos de año nuevo. Por ello, no cumplir un día con lo marcado en la agenda o hacerlo pero no de forma correcta no debe hacerte abandonar. Ya sabes lo que dicen: “mejor hecho que perfecto”. Además, como también indica el Dr. Xavier Fàbregas, “superar esas dificultades puede reforzar tu carácter, humildad y capacidad de reacción, algo fundamental para llevar a la práctica un liderazgo positivo. En la cultura estadounidense, por ejemplo, se valora mucho esa capacidad de sobreponerse a los fracasos”.
Recompensarte por alcanzar tus propósitos te ayudará a continuar consiguiendo otros y reforzará tu capacidad de compromiso. Hacer una actividad divertida o dedicarte tiempo a ti mismo a través del autocuidado pueden ser alguno de los premios que puedes regalarte por alcanzar tus objetivos. No tienes por qué pensar en una gran fiesta, con pequeñas recompensas tus niveles de motivación pueden mantenerse en el tiempo.
Uno de los peligros que se corren al intentar alcanzar los propósitos de año nuevo es la obsesión por la consecución de estos, haciendo que centremos nuestra vida a su alrededor y no le dediquemos tiempo a otras áreas fundamentales que merecen nuestra atención, como la familia, la salud mental y el ocio. Por ello, establecer horarios para nuestros propósitos que sean compatibles con estas otras áreas es algo a tener en cuenta.
Y tú, ¿eres de los que suelen hacer una lista de propósitos de año nuevo? Si es así, estos consejos pueden ayudarte a que este año tus objetivos sean más alcanzables y disfrutes más del proceso. Y si no, quizás es un buen momento para empezar.