Autor del libro ‘Un curso de emociones’ y fundador de la clínica ‘En Equilibrio Mental’, el doctor Jesús Matos está considerado como uno de los diez mejores psicólogos de España. Licenciado en la Universidad Complutense de Madrid y con un doble máster en Psicología de la Salud (Universidad Complutense) y Psicología Legal Forense (European Foundation Psychology), el doctor Matos es el director clínico (Clinical Lead) de Alan Mind. Como parte del lanzamiento de Alan Mind, charlamos con Jesús Matos sobre salud mental en España, así como de los retos y oportunidades a los que nos enfrentamos tras dos años de pandemia.
Estamos realmente mal, ya lo estábamos antes de la pandemia y ahora estamos mucho peor. Lo que más me preocupa es que los servicios públicos no dan abasto para intervenir en este problema y muchísimas personas no tienen acceso a un tratamiento de calidad. Actualmente, en personas jóvenes, hay más muertes por suicidio que por Covid.
Lo que me ilusiona es que por fin se está hablando de salud mental y se está visibilizando la importancia de ésta y, como consecuencia, creo que cada vez se está desestigmatizando más. Lo que hace que cada vez más personas se animen a pedir ayuda.
Ya lo era antes del Covid. En España teníamos unos datos antes de la pandemia que eran un escándalo. En torno a un 20% de las personas han sufrido, sufren o sufrirán un trastorno de ansiedad, de estado de ánimo o de consumo de sustancias.
Antes de la pandemia, en torno a un tercio de las consultas del médico de atención primaria tenían que ver con un problema de salud mental, ya fuese directa o indirectamente (por ejemplo, somatizaciones).
El problema es que nuestro estilo de vida occidental y el desarrollo tecnológico, lejos de ayudar a solucionar el problema, lo empeora.
Seguramente todo lo que esté relacionado con problemas emocionales. Trastornos de ansiedad, trastornos del estado de ánimo, problemas con el control de los impulsos, adicciones…
La calidad de vida tiene mucho que ver con la salud, tanto física como mental. Lo que ocurre es que normalmente damos por hecho que vamos a tener salud y solamente la ponemos encima de la balanza cuando falta.
Pero a parte del incremento de los trastornos de salud mental, también estamos asistiendo a un incremento de los casos subclínicos, es decir, aquellos que puede que no cumplan criterios para el diagnóstico, pero que sin duda experimentan niveles de malestar muy altos.
Sin duda está aquí para quedarse. Pero por una cuestión básica: las empresas que invierten en salud mental ganan más dinero. Así de fácil. Un trabajador feliz es más productivo. Tenemos estudios que nos dicen que por cada dólar invertido en salud mental, hay un retorno de 4 dólares.
Sin duda, un parche. El problema es sistémico y muy de raíz. A nivel evolutivo seguimos siendo nómadas, cazadores y recolectores. No estamos preparados para llevar la vida que llevamos y este tipo de soluciones solo rascan la superficie del problema.
Sin ninguna duda, si entendemos la tecnología como la aplicación del conocimiento para solucionar problemas. Llevamos haciéndolo miles de años. Al final, la ciencia nos ha hecho comprender y predecir muchas cuestiones sobre los grandes retos que tenemos delante como seres humanos en la salud y en todos los ámbitos. Seguramente, la aplicación del análisis del big data en cuestiones de salud nos lleve a una era revolucionaria en pocos años. Estoy seguro de que vamos a ver cómo la tecnología es capaz de mejorar nuestras vidas y hacerlas más saludables.