¿Sabías que más del 10% de las personas sufren burnout o el síndrome del profesional quemado? Este agotamiento, considerado ya una enfermedad por la Organización Mundial de la Salud, se ha convertido en el mal de los trabajadores de nuestro tiempo.
Los horarios abusivos, las largas jornadas de trabajo, la excesiva autoexigencia y la falta de equilibrio entre la vida personal y laboral, son algunas de las causas que están detrás del síndrome de burnout. En muchas ocasiones, los trabajadores incluso lo padecen sin saberlo, sintiendo un gran estrés y desánimo que no saben de dónde viene.
Este desgaste podría estar afectando a la salud de muchas de las personas que nos rodean sin que seamos conscientes de ello.
Por eso, te damos a conocer esta realidad en detalle y algunas herramientas para prevenirla a tiempo.
Movimientos como la “Gran Renuncia” (originado en Estados Unidos) , que ponen de relieve la importancia de tener tiempo para realizarse uno mismo más allá del ámbito laboral, nos demuestran que gran parte de las personas se están dando cuenta que su identidad va más allá de su trabajo.
El estilo de vida actual es frenético. Muchas personas sienten que no son dueñas de su tiempo y que su día a día gira en torno al trabajo. En este contexto, no es de extrañar que surjan síndromes como el del burnout.
También conocido como “síndrome del trabajador quemado”, es una alteración psicológica relacionada con el ámbito laboral que provoca que las personas sufran algún tipo de trastornos del ánimo como la depresión o la ansiedad.
Las personas que padecen burnout sienten un gran agotamiento físico y mental, así como un estrés crónico que llega, incluso, a alterar su personalidad y autoestima. Esto desemboca en que la persona vaya perdiendo progresivamente el interés por su trabajo, desarrollando un rechazo hacia el mismo y hacia otros aspectos de su vida.
El burnout puede aparecer por varios motivos. Habitualmente, es una mezcla entre las dinámicas de trabajo y la forma de gestionarlas por parte de la propia persona. Estos son algunos de los más comunes:
Normalmente, los horarios, las tareas y las responsabilidades vienen determinadas por parte de la empresa, sin que la persona pueda influir en su organización. Esto puede provocarle un gran agotamiento y falta de motivación al sentir que no puede tomar las riendas de nada.
La existencia de conflictos y faltas de respeto en un lugar en el que se debe pasar una gran parte del tiempo acaban pasando factura. Este tipo de dinámicas pueden agravarse y llegar a desembocar en mobbing (maltrato laboral), una realidad que desgraciadamente padecen alrededor del 15% de los trabajadores españoles y que provoca consecuencias igual o mucho más graves que el burnout.
Permanecer en un puesto de trabajo en el que la persona no se sienta realizada puede convertirse en una situación muy estresante y desalentadora. Incluso, una diferencia entre los valores propios y los de la empresa también puede causar una gran ansiedad.
El trabajo ocupa gran parte del día a día, impidiendo dedicar tiempo de calidad a la familia, las amistades o incluso, a uno mismo. Esto, a la larga, puede afectar a la salud mental. Tanto es así que, las personas que no consiguen encontrar un equilibrio entre ambos mundos tienen el doble de probabilidades de padecer problemas de salud.
No es fácil sacar tiempo para descansar, la mente es traicionera y empieza a pensar en ese email que hay que mandar, esa tarea que ha quedado pendiente y ese cliente al que hay que llamar.
Las nuevas tecnologías mantienen a la sociedad conectada y nos permiten el teletrabajo pero también han participado en esta dificultad a la hora de desconectar y no han hecho más que desdibujar la línea entre la vida laboral y la privada.
Los extremos nunca son buenos. Tanto tener un trabajo muy monótono que no despierte motivación alguna, como trabajar en un constante caos en el que no se pueda respirar, acaba provocando fatiga y agotamiento. De hecho, aunque pueda parecer contradictorio, las personas con un trabajo monótono son más propensas a padecer estrés.
En ocasiones, el burnout no se debe tanto a la situación laboral, sino a cómo uno se toma lo que ocurre en el trabajo. La autoexigencia puede ser un arma de doble filo. Por un lado, puede hacer de ti una persona muy trabajadora y apreciada por la empresa, pero, a la vez, puede generar un gran desgaste.
Si quieres saber cómo detectar a tiempo el burnout y cómo hacerle frente para que no vaya a más. Te invitamos a que visites nuestro post “Burnout: todo lo que necesitas saber para detectarlo” y pongas en práctica nuestros dinámicas de prevención.