En una sociedad cada vez más consciente de la diversidad y la inclusión, es imprescindible que estas formas de ver el mundo se reflejen también en el entramado empresarial. Por eso, el concepto de “empresa inclusiva” se erige como un motor destacado de innovación y éxito empresarial.
“Tener un entorno de trabajo lleno de personas de diferentes orígenes, habilidades, experiencias y conocimientos significa que habrá un aumento de ideas innovadoras y creativas", comenta Bianca Miller Cole en un artículo de la edición estadounidense de Forbes.
En una sociedad cada vez más consciente de la diversidad y la inclusión, es imprescindible que estas formas de ver el mundo se reflejen también en el entramado empresarial. Por eso, el concepto de “empresa inclusiva” se erige como un motor destacado de innovación y éxito empresarial.
Pero, ¿qué significa realmente ser una empresa inclusiva? ¿Cuáles son las características que la distinguen del resto de organizaciones? A parte de conocer estos conceptos básicos, también es fundamental saber qué beneficios tiene fomentar una cultura inclusiva en las empresas y qué institución o legislación determina efectivamente que una empresa es inclusiva.
Una empresa inclusiva es aquella que celebra la diversidad en todas sus formas y expresiones, desde el género, la edad y la etnia, hasta la orientación sexual y las habilidades de cada persona.
Se trata también de fomentar activamente una cultura organizacional que cree un entorno y fuerza laboral donde cada persona se sienta valorada, respetada y capacitada para contribuir al máximo de su potencial. En una empresa inclusiva se eliminan las barreras, los prejuicios y la discriminación y todas las personas son parte integral de la organización sin, obviamente, contemplar ninguna diferencia.
Esto requiere de una aceptación, entendimiento y colaboración entre las personas de diferentes orígenes, perspectivas y capacidades, y de una garantía de igualdad de oportunidades para participar y contribuir con sus ideas en la toma de decisiones de la empresa.
"La diversidad es ser invitado a la fiesta, la inclusión es que te saquen a bailar" - Mellody Hobson
Se puede decir más alto, pero no más claro que Mellody (empresaria que ha estado al frente de ocho empresas diferentes y actualmente ocupa el cargo de presidenta de Starbucks). La diversidad se refiere, entonces, a la variedad de características y experiencias que existen entre las personas (edad, género, etnia, orientación sexual, habilidades o antecedentes culturales, entre otros). La inclusión se refiere al grado en que estas diferencias son valoradas, respetadas y aprovechadas en un entorno determinado, como el lugar de trabajo.
En definitiva, la inclusión es ir un paso más allá de contemplar la diversidad en términos numéricos; implica crear un entorno donde cada persona pueda contribuir y prosperar independientemente de sus diferencias.
Una cultura inclusiva fomenta un ambiente de trabajo positivo en el que las personas se sienten más felices, lo cual contribuye a un clima laboral más saludable y satisfactorio.
Cuando las personas que trabajan en una empresa se sienten incluidas, están más motivadas y comprometidas con su trabajo, lo que se traduce en una mayor productividad y eficiencia en la realización de tareas y proyectos. Una consecuencia de esto también es un mayor compromiso con los objetivos y valores de la empresa, y mayor lealtad y sentido de pertenencia a largo plazo.
La diversidad de pensamiento y puntos de vista de una cultura inclusiva impulsa la generación de nuevas ideas y soluciones creativas cruciales en la innovación y el desarrollo de productos o servicios mejorados.
Las empresas inclusivas amplían el número de perfiles potenciales al contratar talento porque no tratarán de encontrar un tipo de persona, sino unas habilidades concretas. Esto promueve que se contraten a los mejores talentos. Además, estas personas se sentirán más valoradas por lo que saben y no por lo que son, lo cual reducirá la rotación de personal y los costos asociados a la contratación y capacitación de nuevos talentos.
Una cultura inclusiva refleja los valores de la empresa y puede mejorar su imagen y reputación tanto dentro de la propia organización como fuera. Esto último tiene el potencial de atraer a más clientes, inversiones y alianzas comerciales.
Fomentar la inclusión en el lugar de trabajo ayuda a las empresas a cumplir con las leyes y regulaciones antidiscriminación, reduciendo el riesgo de demandas legales y sanciones por prácticas discriminatorias.
La diversidad de opiniones y perspectivas en un entorno inclusivo puede enriquecer el proceso de toma de decisiones al considerar una gama más amplia de ideas y opciones, lo que puede llevar a decisiones más informadas y acertadas.
La inclusión también beneficiará al cliente o cliente potencial del negocio porque, al tener más perspectivas y perfiles dentro de la propia empresa, ésta podrá entender mejor las distintas personas que pueden llegar a consumir su producto o servicio y mejorarlo.
Todo lo mencionado conlleva mayores ingresos: personas más felices que hacen mejor su trabajo, que aportan mejores ideas y son más productivas, son la clave del éxito de cualquier empresa que quiere destacar entre su competencia. Aunque una empresa no es inclusiva para obtener un beneficio económico, esta será una consecuencia directa de serlo.
✔️Políticas de contratación inclusiva: Las empresas inclusivas implementan políticas de contratación que promueven la diversidad y eliminan los sesgos y barreras para acceder al empleo, como dicta la nueva Ley de Empleo en España desde 2023.
✔️Ambiente de trabajo seguro y respetuoso: Una empresa inclusiva crea un entorno donde todas las personas se sienten seguras, respetadas y valoradas, independientemente de sus diferencias.
✔️Programas de capacitación y desarrollo inclusivos: Estas empresas ofrecen programas de capacitación y desarrollo profesional que promueven la equidad y la igualdad de oportunidades para todas las personas, independientemente de su origen o características personales.
✔️Fomento de la diversidad en todos los niveles jerárquicos: Una empresa inclusiva promueve la diversidad en todos los niveles de la organización, desde la gerencia hasta los puestos operativos, asegurando las posibilidades de todas las personas de mejorar su futuro laboral.
✔️Comunicación abierta y transparente: Promover una cultura de comunicación abierta y transparente en la que se escuchen y valoren las opiniones y perspectivas de todas las personas, independientemente de su posición o cargo.
✔️Apoyo a la conciliación laboral y personal: Ofrecer políticas y programas que apoyen el equilibrio entre la vida laboral y personal de las personas (horarios flexibles, teletrabajo o licencias parentales, entre otras medidas), garantiza que todas tengan la oportunidad de prosperar tanto en el trabajo como en su vida personal.
✔️Liderazgo comprometido con la inclusión: Las personas que lideran una empresa inclusiva deben estar comprometidos con la promoción de la diversidad y la inclusión en todos los aspectos de la organización, deben ser el modelo a seguir para fomentar un entorno inclusivo y respetuoso.
✔️Evaluación y seguimiento de la diversidad e inclusión: Es necesario implementar sistemas de seguimiento y evaluación para medir el progreso en la promoción de la diversidad y la inclusión en la empresa y tomar medidas correctivas cuando sea necesario para garantizar que se cumplan los objetivos establecidos.
Más allá del fenómeno del “diversity washing” de algunas corporaciones, se pueden analizar distintas variables para tomar ejemplos válidos, como la madurez de la estrategia de diversidad, equidad e inclusión de cada empresa. Hay varios ejemplos que podemos tomar como referencia:
Hasta aquí, se plantea un escenario ideal en el que todas las empresas son inclusivas e implementan estrategias que contemplan la inclusión y la diversidad, pero lamentablemente hay varios obstáculos en este proceso que lo suelen dificultar.
Dentro de las organizaciones, hay personas que pueden tener cierta resistencia al cambio por la falta de comprensión de los beneficios que reportan estas políticas inclusivas, o por sus sesgos inconscientes, prejuicios y estereotipos arraigados. Esto puede darse en los altos rangos de la jerarquía de una empresa, y suponer un mal ejemplo para el resto de personas de la organización, como las que trabajan en procesos de contratación. Esto último dificultará el acceso a personas de diferentes edades, géneros, etnias, capacidades, etc., y frenará la inclusión.
Puede pasar que esta situación se agrave por una falta de recursos financieros que no permita llevar a cabo, por ejemplo, capacitaciones específicas, adaptar los espacios para hacerlos más accesibles o desarrollar tecnologías que faciliten la vida a personas con diversidad funcional, y haga que la teoría no se pueda poner en práctica.
Superar estos desafíos no es fácil, requiere de un enfoque holístico que involucre a todos los niveles de la organización y aborde tanto los aspectos culturales como estructurales de la inclusión.
Una empresa inclusiva no solo responde a un enfoque ético, sino que también es una estrategia de negocio inteligente que refleja la realidad de la sociedad. Como hemos visto, implementar políticas y estrategias inclusivas en la contratación de talento, pero también en el entorno laboral, en su cultura organizacional y en toda la estructura de la empresa, supone un gran número de beneficios que también se traducen en una mayor rentabilidad. Sin embargo, el camino hacia la inclusión tiene sus propios desafíos y debe superar varias barreras sistémicas muy arraigadas.