En este artículo profundizamos en el tema amistad y trabajo y desvelamos cómo pueden actuar las empresas para que las relaciones personales no se conviertan en su kryptonita.
A la hora de mezclar amistad con trabajo, hay para todos los gustos: aquellos que separan ambas facetas ante todo, los que buscan activamente amigos en la empresa y los que se dejan llevar por la situación y aceptan lo que tenga que venir. Spoiler: las tres actitudes son válidas, pero hay algunas que presentan más beneficios para la empresa que otras. ¿Quieres saber cuáles son?
En este artículo profundizamos en el tema amistad y trabajo y desvelamos cómo pueden actuar las empresas para que las relaciones personales no se conviertan en su kryptonita.
Como todo en la vida, tener amigos en la empresa tiene dos caras, una positiva y otra negativa. Sin embargo, mucha gente piensa que la parte negativa de mezclar amistad y trabajo es que va a perjudicar al rendimiento de los equipos y a la productividad de la empresa, cuando es todo lo contrario. Según una investigación de Bizneo HR, aquellos profesionales que trabajan junto a sus amigos realizan su tarea 7 veces mejor. En definitiva, esto nos indica que, cuando existe un vínculo emocional entre personas, la implicación personal con el proyecto es más fuerte.
Además, en la Encuesta de Amistad y felicidad en el trabajo realizada por Wildgoose el 21% de los participantes afirmó que tener amigos en la empresa aumenta su creatividad, el 22% que aumentaba su productividad y el 57% que hacía su trabajo más agradable.
Por tanto, a nivel personal, aunque no veamos el trabajo como un lugar en el que hacer amigos, la amistad a veces surge de manera natural y no hay por qué impedirla o ponerle freno. De hecho, si tenemos en cuenta que pasamos al menos un tercio de nuestra vida trabajando, es normal que el ámbito laboral sea un lugar en el que se fragüen amistades.
Sin embargo, el problema de tener amigos en el trabajo viene cuando esa amistad se acaba o cuando surgen roces entre las personas que la conforman. En ocasiones, estas situaciones no se saben llevar de la mejor manera y entonces sí pueden terminar perjudicando la productividad y desempeño de los profesionales. No obstante, los conflictos también pueden darse entre personas que no mantienen una amistad. Por tanto, el papel de la empresa será el de fomentar la amistad y el compañerismo para poder beneficiarse de todos los aspectos positivos que tiene, pero también el de estar al tanto sobre cuándo hay problemas para ofrecer soluciones a sus equipos.
Aunque tener amigos en la empresa tiene muchas cosas buenas, no hay que olvidar que no es obligatorio tenerlos. Hay personas que prefieren separar ambas facetas de su vida y desde la empresa se debe respetar.
Últimamente, la cultura excesiva del teambuilding y de considerar a los compañeros de trabajo como familia se está extendiendo desmesuradamente, lo que puede provocar que los profesionales se acaben quemando e, incluso, que la tasa de retención de talento descienda. Organizar afterworks, cenas de empresa y actividades en general es positivo, siempre que se fomenten como algo voluntario y no impuesto.
🤝 Crea vías de comunicación: es importante que la empresa ofrezca opciones para que los profesionales expresen su necesidad de ayuda a la organización cuando sufren situaciones complicadas con otro compañero. Lo mejor es que el equipo de Recursos Humanos sea quien se encargue de prestar ese apoyo a través de una reunión. Incluso, en muchas ocasiones pueden hacer de mediador entre las dos personas para solucionar el problema.
👩⚕️ Ofrece servicios de psicología: poner a disposición de los equipos servicios de psicología gratuitos también puede venir muy bien en estas situaciones. Los profesionales pueden recurrir a ellos para saber cómo gestionarse a nivel personal y de forma individual.
🤲 Dar alternativas a las dos partes: si el conflicto no se llega a resolver, la empresa puede optar por intentar que ambas personas no tengan que trabajar juntas. Esto se puede hacer a través de un traslado, de un cambio de equipo o de un cambio de horario y siempre con el consenso de ambas partes.
Es muy importante llevar esta situación con la más absoluta privacidad para evitar que se extienda por la empresa y pueda generar más conflictos. Sin embargo, cuando ocurre en una empresa pequeña es muy habitual que todos los profesionales estén al tanto de lo que ocurre. En ese caso, hay que ser especialmente cuidadosos para evitar que el malestar se expanda entre los compañeros.
Según Harvard Business Review el 32% de los trabajadores es amigo de su jefe. ¿Es esto negativo? Realmente no tiene por qué. Según algunos testimonios, es difícil, pero no imposible y el desafío es aislar lo personal de lo profesional.
Otros jefes piensan que depende de la definición que le demos a la amistad y que es duro ser amigos dentro y fuera de la oficina en una posición como la suya. Por lo que consideran que sus relaciones más cercanas dentro de la oficina son más de afinidad y no tanto de amistad.
La clave, en ese sentido, no está tanto en decir sí o no a la amistad entre jefe y empleado, sino más bien en la madurez de las personas que la comparten. Si uno conoce los límites, no tiene por qué haber problema.
En conclusión, no. No hay que evitar tener amigos en el trabajo, pero sí hay que saber elegir bien a las personas con las que queremos construir esa amistad y saber hacer frente a las consecuencias cuando las cosas no van bien.